Juan de Marsilio



mencionado por:

Álvaro Miranda
Elisa Risso


menciona a:

Carlos Cipriani
Juan Francisco Costa


bio/biblio:

Nací en Montevideo en 1963. Tras empleos en distintas industrias, soy docente de Literatura desde 1991. Desde 1995 estoy casado (monógamo, fiel, católico… y mi mujer y mi hija con una paciencia casi infinita). Aparte de tener textos en varios sitios de la red y haber repartido desde el 2002 numerosos papeles con pedazos de poesía, he publicado los siguientes libros:

Alondras, lobizones, elefantes. Montevideo, Signos, 1990.
La casa y su habitante. Montevideo, EBO, 1991.
La sed y el agua extraña. Toluca, La tinta del alcatraz, 1995.
Pavana para un dinosaurio difunto. Montevideo, Los libros del chancho con alas, 2005.
Futuro. Montevideo, Los libros del chancho con alas, 2006.
48. Montevideo, Los libros del chancho con alas, 2007.


poemas:


VÍNCULOS

A mi esposa

Yo te conozco y te gozo pero nunca podría – ni pediría –
llegar a poseerte ni explicarte.
De un modo que no entiendo,
te das a mí a la vez en flor y fruto
y nunca te marchitas ni concluyes
y cambias siempre y siempre permaneces.
Me doy a ti y en tanto más me doy
más crece en mí lo que de mío tengo.
Profundizo mis vínculos contigo
– no hay que olvidar que vínculo es cadena –
pero vuelo más lejos y más alto.
¡Protéjame el buen Dios de la locura
de cuerdamente metamorfosearte
de milagro – mujer en silogismo,
esquema, horario, plano, organigrama,
mero inventario notarial de bienes
que siempre al ser vendidos en subasta
reportarán un lucro de cenizas!
¡Líbreme Dios de poseerte un día,
que sería perdernos para siempre!


SIN UN ÁTOMO MENOS

De un trabajo al otro
con diez minutos siempre de retraso,
con tres facturas vencidas en el bolsillo,
con una billetera repleta de silencio,
con las raídas ropas,
con un cansancio unánime y milenario,
con la piedra recién almorzada pesándome en el estómago,
con el entero Universo
– sin que me falte un átomo siquiera –
en esta cabeza mía
que aún consigo llevar levantada.


EROS Y NOSOTROS

A mi esposa

Eros influye en nosotros
poderosamente
pero no nos rige.

Una descomedida marejada
era por los inicios de lo nuestro.
Era atroz el placer y era el deseo
unas cosquillas como campanillas
y también como espuelas afiladas.

Los años
han hecho sabio al dios:
el aprendiz
– más refinado y diestro tras el largo ejercicio –
es ahora un maestro en su tarea,
tanto,
que asume sereno y hasta feliz
la soberana prevalencia
de otras fuerzas mejores sobre nosotros.

La misma mano que nos talla arrugas
edifica otra obra
cuyo sentido y grandeza somos pequeños
para apreciar cabalmente.
Basta lo que intuimos, sin embargo,
para fundar como sobre granito
la más alegre de las esperanzas.

Gerardo Ferreira





bio/biblio:

Gerardo Ferreira (Uruguay, 1981) estudia Letras en la FHCE de Montevideo. Ha publicado poemas y cuentos en diarios locales y revistas (La Farola, Crima, Paréntesis, Clinamen) así como digitales (El Boulevard, 45RPM). En 2003, realizó algunas performances con el grupo V.I.C, coordinado por Luis Bravo. Obtuvo con “algarrobo” –en 2008- el primer premio de poesía en el concurso organizado por la Municipalidad San José (Uruguay) y la Fundación Pablo Neruda (Chile). En 2009 obtuvo el primer premio en poesía -2009- del V concurso para jóvenes organizado por la filial JAI DE B´NAI B´RITH Uruguay, así como también una mención honorífica por “Harén (que no es)”. A fines de 2009 presentó -en la Biblioteca Nacional- su primer libro de poesía: “Imagina el desierto”, editado en Chile (Editorial Simbiosis).



poemas:


Cesura

la muerte es el eco que te nombra
aunque no hayas gritado

el espacio restante
entre pulmón y esófago la muerte.

El tiempo es la muerte diagramada en manecillas
lluvia:
...........la presencia unísona del silencio
...........su posible figura.

No tiene plan la muerte
la muerte no tiene plan
es la llaga
que en receso disimula su ardor

-no hay muerte más corpórea que el silencio-

la presencia unísona
el espacio restante.


La muerte somos todos, no tiene plan
o es la llaga diagramada en manecillas

entre pulmón y esófago los ecos
del tiempo

-no hay silencio más corpóreo que la muerte-


La correcta hondura

Muchas sogas atan a un hombre
y nadie lo libra de ese pleito,
muchos hombres son su propia soga
ofrecen pies y manos a la suerte

porfían abrazos estos hombres
cuestionan la trenza
y es el nudo al fin de cuentas quien elige ser el molde
la correcta hondura de sus cuellos magros

hay sogas sin cabos sueltos, sogas buenas
(estas sogas van felices a sujetar las cosas:
mantienen erguidos los adornos
amarran los navíos a la costa, son buenas sogas)

hay sogas que obedecen preceptos
sogas que danzan beatas
solo responden a un ritmo, dúctiles, domesticadas
atan a un hombre y lo crían para sí, lo acuñan
lo mandan a la calle a pedir limosna
a ganarse el día de cada pan.


solo el alma sabe

subir la escalera
como yendo a ningún sitio
amortiguado en el cemento que levita
debajo de ti y de mí
subirla, como si fuese un deseo

mirar atrás y ver
las manos suaves del pasado,
mirar atrás como solo el alma sabe
como si de ello dependiese vivir
lograr cosas, prometer felicidad y debatirse
entre escalones de sueños
entre cajones de piedra

pararme descalzo en su blanco centro
respirar y seguir
caminando en la ceniza oscura
como si fuese montaña
como si yendo a ese grave sitio me purificase
cansado de la luz que rebota en el corazón de un prisma:
amar y dejarse

como si vagase el tiempo
encima de cada peldaño
como si de ello dependiese esta enfermedad de plantas:
llenarse los pies con el suelo
y contra la muerte subir
siempre subir.


Constelación

...............¿de dónde ese salto oscuro que negaba,
.................................................blanco y dormido,
..............................................el lomo del sentido?
..................................................Roberto Appratto

va el animal
sabe que todo acaba
el pasto el agua
las ganas de aparearse con todas y cada una
de las estaciones

alejándose del resto en una loma se detiene
como en un aparte
habla con la noche
busca su idéntico constelado allá
en donde hay parpadeos

el animal y la noche van
la noche y la figura del animal que se proyecta en el cielo
dibujo, anatomía, posibilidad de cuerpo:
punta de estrella en donde comienza una cabeza
el Antares de su eternidad
luego torso y luego el sexo
en brillante cinturón pélvico,

piernas guerreras de Aldebarán en posición de calma
sandalias verdes como un pastizal

la noche el animal y la figura de un hombre que se proyecta en el cielo
el hombre el animal y la noche van
acá
trilogía sin relieves, trilogía sin un juego de contrarios
el hombre el animal y la noche
acá
el hombre el animal y la noche
allá.


Espacios

Las cosas nos rodean
a tal punto que parecen invadirnos: una mesa el suelo un poema
son cosas tangibles, cosas con raíz de aire
(o espacios que uno tendría para esparcirse en verano)

las cosas procuran estar en el momento justo
son el objeto hecho palabra,
y cada cosa rejuvenece al ser nombrada:
el suelo una mesa
tienen diez años menos cada vez

en la mente un poema, único espejo
y allí el deseo de la cosa se posterga
casi para siempre,
y se vuelve a perder espacio
y uno ríe al tener que compartirlo con las cosas: círculo de sangre

cuánto demora una montaña en nacer
cuánto un río una ensenada
son cosas tangibles, cosas que se gestan en el centro del mundo
y de repente uno las ve, rebosantes, sacrosantas, pero
quién inventó a la montaña
quién es la montaña.


Álvaro Miranda



mencionado por:

Teresa Amy


menciona a:

Roberto Appratto
Juan de Marsilio
Jorge Medina Vidal
Alejandro Michelena
Marcelo Pareja


bio/biblio:

Álvaro Miranda Buranelli (Montevideo, Uruguay - 1948) ha realizado publicaciones en revistas y periódicos nacionales y extranjeros desde 1976. Su poesía ha sido publicada y traducida al portugués, inglés, francés, italiano. Integra diversas antologías poéticas nacionales y extranjeras. Poesía y ensayo han sido recogidos en Argentina, Brasil, México, Costa Rica, Estados Unidos de América, España, Portugal, Francia, Italia, Alemania. Co-fundador de las revistas Poética y Foro Literario. Fundador y director de Ediciones del Mirador. Director de la Serie de Literatura de Editorial Técnica. Profesor egresado del IPA en Enseñanza Secundaria y superior. Ha participado en Congresos y Seminarios en Uruguay, Argentina, Brasil, Francia. Ha sido jurado en concursos literarios. Ha participado en jornadas, conferencias, mesas redondas, coloquios, lecturas de textos en el país y en el extranjero. Investigador en la Biblioteca Nacional. Crítico teatral y cinematográfico en diversos medios de comunicación.

Poesía

Libros:
Nacimiento habitado (Primera producción 1971-1976) (1978)
Escalas escal(er)as. Poemas para ascender y descender (1983)
Dejaré los signos precipitados (1987)
Los lentos remeros sobre espesas aguas (1995)
Cámara profunda (1998) (2ª.edición:2003)
Yo mismo soy un extraño aquí (2005)

Cuadernos de la Serie Poesía Crítica:
Apertura, construcción y cierre (1980)
La vida en sintaxis (1981)
Palabra libre (1982)
Inducción completa (1983)
¿Qué está pasando? (1984)

Cuadernos Nueva Poesía
(heterónimo M. Olivar Aranda):
El mundo no es como uno lo usa (1982)
La cochera de Fairbanks (1989)

(heterónimo Arno Malvadari):
Las fibras conductoras (1985)
Pánico púnico (1989)

Ensayo
Atomismos y calcinaciones (1989)
Piedra de toque (2000)

Crítica
Goethe: Los sufrimientos del joven Werther (1981)
Walt Whitman.Estudio preliminar y Antología de textos (1981)
Literatura de la Edad Media (1993)
La poética del espacio. Estudios críticos sobre Ciencia Ficción (1994)
El género lírico (2001)
El género épico – narrativo (2002)

Entrevistas
Conversaciones / versaciones con (2001)


poemas:


Matriciata

calma
ten calma
van a cortar el cordón umbilical
te van a poner en la vida
esa ruta transitada
procura no ser un vagabundo
pero no está mal que lo seas si quieres serlo
anímate a cortar por lo diferente
no te repitas, en nombre de los ángeles innombrables del cielo
no lo hagas, sé tú
y no te midas con los otros
ni sigas mis consejos
tómalo con calma
ya que estás aquí, juega tu juego
pero que sea tu juego
van a ponerte un anillo como si fuera una corona
pero es un anillo
un círculo que cierra
ten calma
te van a poner a trabajar como si fuera tu ilusión más querida
te van a poner a trabajar en una condena
en un círculo que se cierra sobre ti
calma
sigue el compás, silba tu canción favorita
no temas cantar fuerte cuando quieras cantar fuerte
aunque se prohiba cantar fuerte
anímate, no hay animales solos en la granja
ni granjeros solos, ni faena solitaria,
cuando el reclamador venga, dile:
puedo dejar de comer pero no puedo abandonar la poesía
cuando la muertecita se arrime, dile:
tengo páginas por escribir, vuelve en otro momento
o dile: por fin, viniste
o déjame esta última copa de vino
escuchando la música que amo
escribiendo los poemas que nunca escribiré
calma, mi chiquita, ten calma
me voy cuando me estaba sintiendo a gusto
y poniendo a tono.

(de Yo mismo soy un extraño aquí)


Jonathan Swift

Jonathan Swift, cansado de sus congéneres, abandonó la isla
y se dirigió hacia un espacio, para él, desconocido.
Aterrado de la vida que vivía pensó que había otras vidas posibles
y que el sino del hombre era la búsqueda
pero la vida que anhelaba persistía en resbalar e irse
de su lado, y los años lo alcanzaban ya
y los otros que él era lo rodeaban con desasosiego,
nunca le habían brindado lo que él merecía
o sentía que merecía, en la vida sólo había dispuesto de pequeños
......................................................................................papeles]
que no reflejaban su estatura, su intelecto había sido usado
por mediocres minorías que, quizás sintiendo un placer secreto,
se empecinaban en menospreciarlo. El gaitero o el amo del cobertizo
reían bebiendo abundante cerveza mientras los jóvenes garañones
secos de seso seducían y fornicaban a prestas doncellas
que así sentían cumplido su papel en la vida. Los jueces olfateaban
la tinta, los leguleyos ejercían y ejercitaban la mentira,
los terratenientes competían en fraudes y ganancias
y los políticos hacían lo mismo que todos ellos
pero mucho más y más seguido. Entonces, ¿qué vida viviría?
ninguno de esos perfiles daba su rostro, nadie era un espejo
para él. Los estados de la mente hacían sitios solitarios
donde él crecía como un niño pero se quebraban como cristales.
Harto de no llegar, Jonathan Swift soñó que era Gulliver
que vivía en un país de enanos.

(de Yo mismo soy un extraño aquí)


Perdido

el hombre está parado contemplando la pared
filamentos de humedad por donde la cañería baja
un sincopado gorgoteo de agua cayendo
siguiendo los desniveles del desagüe, los ojos ya no le responden
como antes, ni siquiera le responden como en la mañana
al despertar. Es cuando ve algo más claro de lo usual.
Con el transcurso del día la mirada se desgasta
la visión se vuelve difusa, pierde las líneas
la definición de los cuerpos, de los objetos,
ella se vuelve boca abajo y le ofrece su culo
es lo que él desea. Pero la concentración es esquiva.
Es un culo bien formado, carne muy joven y firme
nalgas deleitosas, pero la mirada se esfuma,
ve su vagina, separa los labios, ve el orificio que espera
pero la mirada se extravía, el agua gotea cada vez más fuerte,
el líquido se desliza con un sonido hueco. La luz era más brillante
.......................................................................................antes,]
lo recuerda, podían contemplarse los detalles
la madera cruje por el calor del ambiente, no siente ninguna brisa,
no hay viento en la cara, no hay olas estrellándose sobre la arena,
ni nocturna luna de verano, la ventana se desdibuja
y tiene filamentos de humedad. El hombre parado los contempla,
parece olvidado el cuerpo desnudo ofreciéndose como fruta sabrosa
¿cómo explicará el pecado de no verlo? ¿a qué sombra despedirá
como si fuera rostro?. Lenta, una gota resbala sobre un lente.
Cierra los ojos para ver mejor. Pero nada disipa la penumbra
en la que vive. De la vivienda de enfrente le llegan sonidos
y voces. Hay lugares para el curso de la vida
pero él, parado contemplando la pared se hunde como el náufrago
cercano de la costa que su mirada niega.

(de Yo mismo soy un extraño aquí)

Roberto Echavarren


mencionado por:

Melisa Machado
Aldo Mazzucchelli
Teresa Amy
Elvio Gandolfo
Andrea Durlacher


menciona a:

Silvia Guerra
Roberto Appratto


bio/biblio:

Roberto Echavarren es uruguayo. Hizo estudios de postgrado en filosofía en la Universidad Goethe, de Frankfurt am Main. Se doctoró en letras en la Universidad de París VIII.
Fue docente en la Universidad de Londres, en la Universidad de Nueva York, en el Instituto Rojas de la Universidad de Buenos Aires y en la Facultad de Humanidades de la Universidad de Montevideo.

Sus últimos libros de poemas son Performance (una antología de sus volúmenes anteriores de poesía y una serie de trabajos en torno a su obra) compilado por Adrián Cangi, Buenos Aires, Eudeba, 2000; Casino Atlántico, Montevideo, Artefato, 2004; Centralasia, Buenos Aires, Tse-tse, 2005.

Sus novelas son Ave roc, Montevideo, Graffiti, 1995, Buenos Aires, Bajo la luna, 1995; reedición Buenos Aires, Mansalva, 2007; y El diablo en el pelo, Montevideo, Trilce, 2003, Buenos Aires, El cuenco de plata, 2005. Traducción al portugués: O diabo em pêlo, Curitiba, Travessa dos Editores, 2007.

Sus libros de ensayo son: El espacio de la verdad: Felisberto Hernández, Buenos Aires, Sudamericana, 1981; Montaje y alteridad del sujeto: Manuel Puig, Santiago de Chile, Maitén, 1986; Margen de ficción: poéticas de la narrativa hispanoamericana México, Joaquín Mortiz, 1992; Arte andrógino: estilo versus moda , Premio del Ministerio de Cultura de Uruguay, Montevideo, Brecha, 1998; Buenos Aires, Colihue, 1998; Valencia, Ex-culturas, 2003; y Fuera de género: criaturas de la invención erótica, Buenos Aires, Losada, 2007.

Es compilador (junto con José Kozer) y prologuista (junto con Néstor Perlongher) de Medusario, muestra de poesía latinoamericana, México-Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1996.


poemas:


La diosa

Le parecía divisar, en cada esquina, a lo lejos, por calles que desembocaban en el estuario, un copo flotante de espuma blanca. Hasta que percibió el bulto. Alguien, Don Quién, caminaba en el mismo sentido que el vehículo. Captó primero la espalda: una cortina de pelo fuliginosa bajo el alumbrado. Cargaba una mochila negra. ¿Dónde terminaba la crin? ¿Dónde empezaba la mochila? La crin semoviente aminoró la marcha. El conductor frenó para avizorar el hocico entre las greñas. ¿Se trataba de una hembra? Imposible decirlo. El caminante torció en la esquina. El coche dobló tras él.

Desde la costa, parado en la arena, no despegaba la vista de su obsesión. Le imponía un perfume blanco, sugerido por el tufo del mar. La tusa suelta sobre la espalda se fundía, en la zona de los glúteos, con las calzas negras, remangadas a lo pescador. Ese “pescador” había hecho todo lo que tenía en su poder para convertirse en diosa. Entraba con tal confianza que hacía tambalear; sin género, a su juicio, era la propia diosa que se metía en el agua; concentraba una virtud que le venía de lo ambiguo. Esa fuerza ocultaba el rostro con una visera inescrutable, una cortinilla de cordoncillos o de dijes colgadizos, la veladura de una crin que le sirve de chal, los cabellos de caballo.

Su mente, incluso su recuerdo –
todo era blanco y liso – salvo
un Don Quién en el escenario del bosque.
¿Era exotismo? ¿Quién lo podía expresar?
El exotismo se había vuelto más exótico todavía.
Era un exotismo acarreado por él, no menos exótico.

Primero apareció dentro del lente todavía opaco el cabello
oscuro como la noche, liso, pegado al cráneo y partido con raya al medio.
Luego se abrieron paso los ojos,
aquel violáceo azul negro de alquitrán mojado.
El rostro era la traducción de la imagen perdida,
el lenguaje de otra realidad tercamente callada y serena,
ningún pensamiento había detrás de esa frente
que no se hallase en consonancia con todo su ser. O así le parecía.
Los dientes se conservan blancos, enteros, la pálida lengua
ya le hace una pavorosa señal.

Helos aquí en el aprontamiento de sus placeres, repentinamente confesados, con la urgencia de una catástrofe que sirve de ocasión y estímulo.

Surgió en el cielo, no el exterior de la tormenta, sino uno de él, o de ambos, un proyector, un faro: el haz subía y bajaba sobre las olas con efecto muy deseable, un sol diagonal caía desde el mástil, horadaba lo negro, descubría la sábana blanca de la espuma encima de un grumo de tirabuzones
gris pálido en hilera deslizándose con nerviosa rapidez.

Como el fetiche que en verdad era
el pelo volaba por su cuenta.
Tironeó de esas alas.
Se adueñaba de esa prótesis monstruosa, infibulada.
El injerto absurdo no guardaba ninguna relación de correspondencia
con su punto de apoyo, el cráneo.

Las manos de ambos, por un movimiento
de amistad creciente entre sus partes,
se tocaban sin querer.
Casi boca a boca respiraban;
el dueño de los cabellos lo sahumaba con su aliento.
Al borde de esa catarata cuya veneración lo tornaba grave,
se prometió que ésta sería la última vez que se despedía.

Ahora, al empezar el verano, centro y culminación de su empresa,
le apeteció compartir con el otro el mismo aire de mar,
un techo espacioso entregado de un solo golpe,
un pulmón de pronto ensanchado
y cómo tales cosas deben ser sentidas
entre los canteros de tunas y los laureles.

Capullos cabezones se apretujaban detrás de una verja,
rodaban sobre las baldosas,
eran pisoteados por los perros,
aumentando el sofoco, espesando el remezón del mormazo
su aroma mareaba, casi un castigo.

Recostaba la cabeza sobre las nalgas de la diosa.
Semi incorporóse para observar el nacimiento del pelo en la nuca.
Admiró un forúnculo en la base del cuello.
Detectó imperfecciones, manchas violetas que, en horas de la noche,
disimulaba la crema anti-acné.
Escudriñó el rostro lívido, triangular, de gato,
pálpebras de china atosigadas por la luz
que achataba esos ojos apretados como los de un minino durmiendo,
un minino recién parido y ciego.

Dio unos pasos tambaleantes.
Veía a lo lejos una sucesión de tornados brutales.
La música empezó una rumba ruidosa
y con ella un cariño de corto aliento pero loquísimo.
Sintió que sólo ahora iba a reanudar aquello
en el punto en que hace años lo interrumpiera tan vilmente.
Aquello de lo que uno deba arrepentirse sólo puede perdonárselo uno
a uno mismo. Pero antes de haber concluido la rumba ya se había
perdonado.

Se revolvían como peces luchadores unidos por la boca,
resbalaban pesados entre los baúles de la bohardilla
o caían a la intemperie sobre las baldosas.
Furiosas cabalgatas y cavatinas al azar de los programas.
Los pies de uno se enredaron en los cables de una lámpara de pie.
El tirón la arrancó del rincón donde estaba.
Al caer el bulbo se hizo añicos.
Quedaron en tinieblas, tanto dentro como fuera.
A cada giro y galope arriesgaban romperse la crisma.

La música aceleraba. Con el ejercicio, se les pasó el frío.
La percusión del dance los elevaba al trance,
atravesados de ardimiento, el castañeteo de un clinamen de fosfenos
los sacudía desde la base del tronco, desde el perineo.
No sabían dónde se encontraban salvo por colisiones intempestivas
que les recordaban ángulos y contornos del ambiente.
Quemaban energía que no sabían que encerraban.
La pura interioridad orgánica se volvió pura exterioridad.
El chisporroteo parpadeante no los dejaba ver.
Deslumbrante se orinaba una paloma.

Tras esa pared vibratoria, tras esa membrana derretida de caramelo detectó con la palma abierta, de un modo bruto, el corazón, el hígado. Metió un dedo en el ombligo, lo desbraguetó, demorando la paja. Levantó la cabeza ante la doble hilera de dientes blanquísimos mientras desataba, con la mano libre, el nudo de las chuzas: sintió el latigazo de la coleta mojada sobre la cola. Se arrodilló para succionarlo. Los pechos enhiestos del indio temblaban como atravesados por un tiento de cuero que los estirase, jalándolos cada vez más hacia el fuego, un baile del sol, hasta destrozarlos, destornillándole los pezones. Supuso que se abrasarían juntos como todo el resto.

El martillo de jade entra en la región del jade.
Golpea a izquierda y derecha, un luchador desordena las filas enemigas.
Con movimientos ascendentes y descendentes, de caballo salvaje,
corcovea, se hunde, se retira,
cambia la medida del ritmo
tal un gorrión que pica las sobras de arroz en un mortero.
Hace una pausa. La serpiente
se hunde en el hoyo para hibernar.
Al fin golpea tal un águila atrapa un conejo.
Se alza y se deja caer:
un velero cabeceando en la tormenta.
“Quero a mulher que existe em vocé.”
No es una mujer, claro. Es un cuerpo usado sin inhibiciones.





Nelson Díaz



mencionado por:

Gabriel Peveroni


menciona a:

Martín Barea Mattos
William Johnston


bio/biblio:

Nelson Díaz ha publicado cinco libros de poesía: Pactos & Emblemas (1991), de Rosas, Mendigos y otras Tempestades (1993), Malas intenciones (1999), Liturgia urbana (2000) y Rigor mortis (2005, Editorial Yaugurú), y un libro de entrevistas a escritores uruguayos, El oficio de contar (Editorial Alfaguara, 2006).
En 1994 escribió y dirigió la performance SuicidArte: una experiencia terminal, en base a textos de André Breton, Antonin Artaud y de su autoría. Entre 1994 y el 2000 fue representante y productor de Eduardo Darnauchans. Desde el 2006 conduce la columna “La letra con radio entra”, de frecuencia semanal, en el programa Mundo Cañón en Radio Futura.
Como periodista ha trabajado en diferentes medios: revista cultural Graffiti, El Estante, Cuadernos de Marcha, El Diario, Estediario y La República. Actualmente es coordinador de edición de Caras y Caretas, de Uruguay. Desde 1995 colabora con El País Cultural, de Montevideo, Uruguay.


poemas:


Paula llegó a casa...

Paula llegó a casa con su sonrisa sempiterna. Se recostó sobre el sofá y adoptó la posición felina tantas veces practicada. Comencé a ponerme nervioso. Algo se traía entre piernas.
— Tengo una semana de licencia. Ana Laura y su novio nos invitaron a pasar unos días en el Cabo Polonio.
Conocía el speech. Ese “nos” era “me”. Me sentí una oveja sin rebaño. Me acomodé como pude en el sillón. No tenía nada contra los amigos de Paula, pero Ana Laura y su novio siempre me habían parecido un casal de pelutoditos. Típica pareja progresista. Seudo izquierdista. Paqueta e intelectual. Sentados en las dunas. Quemando un faso. Mirando las estrellas. Filósofos estivales. Filósofos pro tempore. Luego, en la oscuridad de la noche, frente al oscuro océano, vendrían las inevitables citas de Benedetti y Galeano. Me imaginé juntando berberechos. Comiendo buñuelitos de algas. Sentí un escalofrío.
Maldije no ser un tipo políticamente correcto. Eché de menos no tener una mascota o un hijo. Podría decirle que tenía quedarme a cuidar al perro, al gato, al crío, o a la tortuguita Manuelita.
— Prefiero quedarme en Montevideo. Sabes que soy alérgico a la arena y al sol.
— Sos alérgico a mis amigos.
— Son tus amigos, no los míos.
— Te pasas todo el día bobeando con El Diente. Y con esos estúpidos manuscritos que quién sabe de dónde los sacaste.
— Me los mandaron.
—Yo me voy igual. Quédate encerrado, mirándote el ombligo. Cuando vuelva tenemos que hablar en serio.
Paula se levantó, agarró su mochila y se fue.
Yo me quedé sentado.
Mirándome el ombligo.


(Extraído de Corporación Medusa, a editarse en noviembre de 2007)


SUERTE

Estaba en un bar bebiendo whisky fumando ignorando les fleurs du mal, quiero decir no estaba en un granero sentado bajo la sombra de una palmera salvaje bebiendo bourbon. Estaba simplemente en un bar bebiendo whisky viendo pasar les feuilles mortes. En una mesa dos viejas parloteaban, hablaban de filosofía y criticaban que en el menú no había aves aristófanes ni pitonisas al escabeche. El mozo trató de explicarles que el cheff Heródoto había faltado ese día debido a un doloroso cólico nefrítico.
Las viejas añoraban sueños perdidos, justificaban mentiras, excusaban realidades, desempolvaban olvidos y neuronas, sin reproches ni concesiones. Llamaron al mozo y pidieron la cuenta. Se levantaron. Una le dijo a la otra “suerte que aún te excitas”.

(Extraído de Rigor mortis, Editorial Yaugurú)


VAMOS A BEBER

¿Te gustó Esperando a Godot, nena?, le pregunté mientras prendía un cigarrillo luchando contra el viento que se había encaprichado esa noche en no dejarme fumar.
Pero yo no la entendí. Ese tipo... ¿cómo se llamaba?
Godot, nena, Godot.
Bueno, ése. Nunca apareció.
De eso se trata. No te preocupes, la mayoría de la gente no lo entiende. Dícelo a tus amigas en la oficina. Eso te dará status. Son las dos de la mañana. Vamos a beber. Sabes que sufro de insomnio.
Pero ese tipo... ¿por qué no llegó?
Vamos a beber y olvídate del asunto.

(Extraído de Rigor mortis, Editorial Yaugurú)


CIUDAD

Ciudad de humo de desconsolados de grises de putas poetas perdedores ciudad que mira al sur de la cruz ciudad de viento como peste de argonautas de abril y diciembre ciudad de partos panteones peatones ciudad de humo y cenizas ciudad de ojos rojos delatores de miradas sombrías cospeles y monedas ciudad de traidores y redentores de versiones conversiones adversiones ciudad del prostíbulo soñado larsen padre brausen perfecto monte maría soñada ciudad donde la ambición es la parte trasera de un coche negro.

(Extraído de Rigor mortis, Editorial Yaugurú)


Wilson Cardozo



mencionado por:

Martín Barea Mattos
Marcelo Sosa


menciona a:

Soledad Lepyián
Marcelo Sosa
Nicolás Alberte
Claudia Magliano
Sergio Horacio Botta


bio/biblio:


Wilson Javier Cardozo (Tacuarembó, Uruguay, 1965).
Integrante del grupo de gestión cultural abrelabios desde su fundación, ha coordinado (desde 1996) más de un centenar de encuentros y espectáculos poético-musicales tanto en Montevideo como en el interior del país.
Premiado en diversos concursos de proyectos culturales, en ámbitos universitarios como a nivel nacional y departamental (Servicio Central de Bienestar Universitario, Fondo Capital de la Intendencia Municipal de Montevideo, Ministerio de Educación y Cultura).
Coordinador General de Cuadernos Emilio Frugoni, Redactor Responsable de la revista cultural LSD (http://lsdrevista.todouy.com) e integrante del equipo de producción de la colección de compactos Arte Uruguayo Contemporáneo del Grupo Editorial Puerta de San Juan.
Publica notas, investigaciones y entrevistas en diarios y revistas de Montevideo y en publicaciones electrónicas brasileñas, venezolanas y españolas (Jornal de Poesía, Letralia, Opinatio y Más Educativa, entre otras).
Su poesía ha sido recogida en dos volúmenes colectivos (Juntapapeles -ediciones abrelabios, 1996- y Poesía -Ediciones de la Plaza, 1998-) y en un poemario personal (La primera letrA -ediciones del eclipse, 2000-) cuya versión electrónica está disponible en http://www.gratisweb.com/abrelabios/A.html. Sus textos narrativos fueron publicados, en su mayoría, por revista Relaciones.


poemas:


Para danzar la vida
A Luis Amarillo

Convengamos
que el amigo no está,
que ya no viene
con su terca paleta de colores
para danzar la vida.
Que hay un puente
que no conduce a nadie
desde ninguna parte,
a la deriva.
Que su tela de templo
se rasgó para siempre
y no habrá
quien emprenda
la magia de zurcirla.
Que hay que poblar su ausencia
de paraguas,
protegernos
de esa pared que mira,
toda intemperie,
su postergada cita.
Así, a la deriva,
nuestra ausencia zurcida,
cruzaremos el puente
a la intemperie
de tu magia rítmica.
Porque es verdad
que el amigo no está,
que ya no viene
para danzar la vida.

(de Poesía, 1988)


Hasta los huesos cala...

Hasta los huesos cala.

Aguijón en la carne.

Escarba, en lo profundo,
Las raíces del miedo.

Yo no sé definirlo
.............Con términos precisos
Ni conozco
.............Los trazos del pincel
..........................Que puedan describirlo.

Pero sé que si llegas
Me cala hasta los huesos
Si te recrea el sueño
La carne aguijonea.
Y pensarte
-pensarnos-
Es atreverse, siempre,
A conmover las raíces del miedo.

(de La primera letra, 2000)


Y aunque no tienes puños...

Y aunque no tienes puños
Ni coraza ni espada
Ni vives por el hierro
Ni te sosiegas con pan
O con mordazas
Y aunque eres débil
Y pequeña
Modelada
A semejanza humana
En esta madrugada
Golpearemos
-armados con tu nombre-
La cerrada muralla.
Y aturdida caerá
Aunque no crea
En el poder de la palabra.
Gritaremos tu nombre,
Enronquecidos,
Enamorados del sonido
Y de la magia.
Cederán sus cimientos
-sordamente abrumados-
Por la divina espada.

(de La primera letra, 2000)


palabras para Gabriela

Si se volviera flor, mi verso, te lo regalaría
pero sólo se vuelve
agudo testimonio de mi melancolía.
Si pudiera poblarte una noche de soles
y no tan sólo
fiebres de cuerpos sin amores.
Si enfrentara la vida como un descubrimiento;
me duelen anteriores senos de cuerpo abierto.

Es ahora, escribiendo estos versos,
que descifro el misterio:
por qué intuyo en tus ojos
la mirada de otros ojos sedientos,
y una inmensa legión de palabras y tiempo
cuando estás en silencio...

(de Juntapapeles, 1996)


a deshora

solamente una hora tan sólo me bastaba
para encender cenizas en la sima
....................................oscura abandonada
de quien he sido de quien he renunciado
por ser o vana sombra o referencia vaga

a lo que resta en mí al mejor resto que guardara,
sólo una hora sólo tan sólo me bastaba

crear un ardid perfecto
.....................................para atrapar tu vuelo y tu pisada
recuperar al diestro cazador que acechando a la presa
.....................................finge caer en su celada

todo sería posible si pesara
tan sólo una hora menos en mi espalda

los minutos que queden ya ni sirven
ni miden la distancia que separa
lo próximo que estuve de la dicha
en la hora que sobra o que me falta

todo sería posible si pesara
tan sólo una hora menos en mi espalda

(inédito, 1999)





Teresa Amy



mencionada por:

Alfredo Fressia
Roberto López Belloso
Andrea Durlacher


menciona a:

Alfredo Fressia
Sabela de Tezanos
Tatiana Oroño
Andrés Echevarría
Roberto López Belloso
Álvaro Miranda
Aldo Mazzucchelli
Carlos Liscano
Roberto Echavarren
Roberto Appratto
Jorge Medina Vidal
Melisa Machado


bio/biblio:

TERESA AMY (15 de octubre,1950). Poeta y traductora nacida en Montevideo. Tiene el “Diplôme de Hautes Études, Option: Traduction”, de la Alianza Francesa, siguió cursos de lingüística en la Facultad de Humanidades, y de traductorado, también en la Universidad de la República (Uruguay), así como el curso de lengua y gramática checas para extranjeros en la Universidad Karlová de Praga, ciudad en la que vivió un año. Se desempeñó como docente de idioma español y de francés en la Universidad del Trabajo del Uruguay.

Poesía:

Publicó los libros de poesía “Corazón de roble: (Vintén Editor, 1995), Retratos del Merodeador y otros poemas (Vintén Editor, 1999), Cuaderno de las islas (Ediciones del Mirador, 2003) y Cortejo Mínimo (Artefato, 2005).

Textos suyos se incluyen en la Antología de poesía Cincuenta poetas uruguayos del medio siglo (1955-2005) (Gerardo Ciancio, selección, prólogo y notas). Montevideo: Archivo General de la Nación, Centro de Difusión del Libro, 2005.

Traducciones :

La editorial Ácrono, de México, publicó en 2002 su traducción de la primer antología en español titulada La más larga de las noches,.en colaboración con Alfredo Infanzón, de la obra del poeta checo Jan Skácel.

En 2003 esa misma casa mexicana editó su traducción, en colaboración con Lazar Manojlovic, de Lamento por Belgrado, del poeta serbio Milos Cernianski.

En su libro Cortejo Mínimo se incluye la traducción de Salón de la luna, del escritor macedonio Vlada Urosevic.

Actualmente se encuentra preparando (en colaboración) otras dos traducciones: una antología de poesía macedonia y una antología de poesía checa actual.


poemas:


Saudade de Knossos

a Alfredo Fressia

el rey Minos mandó pintar los frescos del príncipe y de
la rosa moderna, rosa magenta, rojo cereza
marfil japonés de María, Blue moon, Altissimo,
Masquerade, Bucaneer amarilla, Parade,
Hansa, Souvenir de Léonie, ramilletes de Cécile Brünner,
Viennot sombreada : Híbridas de Té, aprovechan
las mutaciones con un tallo muy largo, trepadoras antiguas,
costeras, cortesanas, achatadas, heredadas rosas antiguas
de robusta floración damasco aparecen a raíz desnuda,
los vientos fuertes les quiebran las ramas, los deseos,
en la arena gruesa se descomponen, en los conos,
injertos y trasplantes, se ve un pedazo de pie (silvestre)
En la Biblioteca del Emperador (entre seiscientos libros
sobre rosas), sobre la representación de la rosa, en
la estación de variedades de la Malmaison
también está la rosa putrefacta de la herida
la rosa de Hiroshima
la bella rosa audaz, ilícita y estéril amada del poeta

(De Cuaderno de las Islas, 2003)


Palabras en la Estudiantina

I

a Eduardo Faget, in memoriam

- ¿baila? -
y adelantás el cuerpo
para que no me niegue
tensa percibo
olor a brea mezclado con perfume
un cuello de camisa clara, mangas cortas
vestido a lo paisano, pienso,
y Xandre que había dicho
arrastrando con un dejo de envidia:
"la gente de zapatos blancos
baila bien"
miro la llama de la vela, arriba
en la capilla cavada en la pared
no es momento de pensar, pienso,
quién habrá ofrecido ese conjuro
para atraer qué sed
(esta noche voy a preguntarle
a Eduardo);
ponés las manos impacientes
en la mesa,
me levanto y estiro la falda
en la cadera:
en cuanto a vos
no te mimetices nunca,
me gustan a muerte tus zapatos.

de Corazón de Roble (Vintén Editor, 1995)


Postal


" y tú ? "
Único texto (de la tarjeta)
Me cuestiono - a veces ando
cuestionando -
me - que no dice " y vos ? "
y que la diferencia
está en dos copas
de vino:.......................uno para la noche, chambré,
otro picante (y pálido); en dos
guantes:...................uno en la mano que me
obliga la nuca,...............................y
otro que me alisa el vello
de la cruz; en
dos niñas:.................una que salta a la cuerda (cuando
paso), otra que se chupa
la mano en silencio. Y me mira. En
el reverso, un brazo desnudo entra
en los pliegues de un sillón. Sin remitente. Razón
de más para no contestar -
te.

del libro Corazón de Roble ( Vintén Editor, 1995)


2 re-creaciones de Teoría, de Wallace Stevens

I

Soy lo que me rodea. El bosque, manchas oscuras, husos, a través del rectángulo abierto en un muro de piedras. El lila de la noche atrás de todo. El zumbido de una flecha desde un caballo en comba por el aire a lo hondo del bosque. Es como lo rodeo. Los pasos callados por la alfombra. Una mirada en el sentido de su puerta. Un vestíbulo negro. La alpaca del collar, en óvalo deslizado en la madera a seis pasos. El lado izquierdo de mi cuerpo al levantar el brazo corriendo los altos cortinados de su lecho.
Estos son retratos del merodeador. Del que es lo que acecha.

II

Entonces te voy a mostrar unos retratos. Estoy en mi cuarto, percibo con fuerza la lámpara, las vetas de la puerta del armario, los verdes que surgen de pronto del bordeaux de la colcha, el montón blanco de papeles a tres cuartas, una corbata todavía anudada, un zapato negro como un barco manchado hacia un rincón, el cono esmerilado del licor; de pronto: un vaso. Tal vez una de mis manos. Sólo una. Sé que comprendes esto: lo contrario es cuando llegas y está el sombrero con tul en la mesita al lado de la puerta, tu par de guantes suaves, el llavero con emblema brillante. De esos procesos, a ti y a mí nos separa un vestíbulo negro. Y luego nos reencuentra el alto lecho en el que somos "los protegidos por cortinados".
Son sólo ejemplos para no irse.

del libro Retratos del Merodeador y otros poemas (Vintén Editor, 1999)


Una película del Este


fue altísima,
un torbellino sostenido de escorpiones
al centro debatiéndose y débil ya
por la succión en los muslos las piernas
formidables cazadores ajustaban las ligas como
a través de un tul petrificado pasaban
las imágenes ¿sería para siempre?
¿sólo esa noche? ¿la doble condición de casa y sangre?
¿muda? No había cañaveral hacia abajo ni
piedras firmes ni agua bendecida:
un estertor se disolvía y escapaba cada vez más fuerte
desde donde veía con tanta sed la copa: la medida del duelo
el hilo de un reflejo que iba penetrando
sin importar ya nada ya lejos sin remedio

del libro Cortejo Mínimo (Artefato editores, 2005)


contacto:

teresa.amy@gmail.com

Elena Lafert



mencionada por:

Sebastián Rivero
Leonardo Lesci
Patricia Díaz Garbarino


menciona a:


Luis Pereira
Leonardo Lesci
Marta Muriago
Ruth Kaufman
Helena Corbellini


bio/biblio:

Nací argentina, en 1949. Colonia del Sacramento fue mi perdición. No elegí quedarme, fue a pesar de mí misma. Me retuvo un hombre que plantó una morera al pie del balcón (construido por él), desde donde miro el río todos los días. El hombre y el árbol me enredaron permanentemente.

Pero en el fondo, soy una viajera. Está en mis genes. Un día me di cuenta que estoy en el mismo lugar desde donde emprendí un viaje que duró 20 años. Recorrí todo el continente americano por tierra, salvo un tramo en avión, de Colombia a Nicaragua. Crié a mis dos hijos en el suroeste de Estados Unidos, lugar mágico en el desierto, al pie de las Rocosas. Y a la vuelta, terminé en la otra orilla del Río de la Plata, la oriental. Hace más de una década que vivo aquí. Pero al contemplar el río, pienso que mi viaje continúa.

Obra poética: La hora violeta (Civiles Iletrados, 2003), Lugar de Origen, poesía bilingüe, junto con la poeta Melina Draper (Oyster River Press, USA, 2008)


poemas:


oficios nocturnos

crepitar de conexiones
eléctricas
atronador torrente
detrás de la pared
repique telegráfico
de mensajes oscuros
frases sin fin atascadas
en un disco de pasta
silbidos cortando
el ronronear de motores
........................insistentes
cimbronazo de martillos

los oficios
de una mente
estrepitosa


así están las cosas

.............temibles

las bestias
no han de dormir
hasta ofrecerles
una canción

.............de amor


calentamiento global

mis bestias sagradas y yo
convivimos
en un clima impredecible

el fuego destructor
y creativo de mis furias
el inestable magma
en el fondo


el habla preciosa

valichú
que habitas la espesura
del monte

mangangá de la noche
no me hagas daño
bagual

el manguruyú y el surubí
amanecieron muertos
en la playa

el mismo añá
te llenó de ponzoña
yara sedienta

que venga el gran señor de los urundays
con su guaicurú sagrado
para aliviarnos

bajo el jacarandá
junto al paraná guazú
el burucuyá me hará dormir

hasta que el samuhú
borracho de flores
se colme


Calunganuee! Uee! Yumbá!

la mama vieja no puede más
al fuego de las lonjas
el gramillero
le sanará los huesos, la voluntá

los tambores llaman
la calle será un temblor
Calunganuee! Uee! Yumbá!

desde el centro de la cuerda
pulsa el corazón de la ciudad
la mama vieja ya no deja de bailar


sitio web:

http://prohibidodoblarenu.unlugar.com/

Álvaro Ojeda




mencionado por:


Alex Piperno
Laura Chalar
Germán Machado
Hebert Abimorad
Andrés Echevarría
Tatiana Oroño
Carmen Borda
Alfredo Fressia
Léonie Garicoïts
Elbio Chitaro


menciona a:

Víctor Cunha
Silvia Guerra
Tatiana Oroño
Roberto López Belloso


bio/biblio:

Álvaro Ojeda, Montevideo 1958.
Poeta, novelista, periodista, crítico.

Libros publicados:

Poesía.
Ofrecidos al mago sueño, Banda Oriental, 1987
En un brillo de olvido, Banda Oriental, 1988
Alzheimer, Ediciones de Uno, 1992
Los universos inútiles de Austen Henry Layard, Último Reino, Bs.As. 1996
Luz de cualquiera de los doce meses, Civiles Iletrados, 2003
Cul-de-sac, Artefato, 2004
Toda sombra me es grata, Artefato, 2006

Prosa.
El hijo de la pluma, Planeta, 2004


poemas:


Luz de cualquiera de los doce meses

Se deja de vivir por motivos imperceptibles,
una figura,
un sueño,
una luz,
no es vértigo es herrumbre,
es la hoja delgada finísima
afilada peregrina del mundo,
es la hoja y el mundo
y es la sombra en un muro vencido,
una carta,
un mensaje,
una desilusión,
la fábrica de las coartadas
en el descrédito de las culpas,
la declaración ajada que cuelga
del último despacho,
una mosca que araña un párpado
en la refriega del verano,
la copa que ella dejó,
el relente de su paso y del paso de otros
en el tapiado vaivén del deseo,
una conjugación,
la última excrescencia de un verbo
que asalta la retina,
el verbo ver,
el verbo he visto en repetida sucesión,
he visto el mundo,
la expresión he visto todo el mundo
y sus consecuencias inexactas
en la retina privada de las cosas
un acto que convoca a otros actos
como un grillo a otro grillo,
un despejado, ilimitado vacío,
un alcor hueco de cenizas,
la quieta, impasible, poderosa
luz de un mes,
agosto, abril, octubre,
una forma de mirar el crepúsculo
derivando dentro de una canoa,
el último río y el sonido impronunciable
de la palabra piedad.


Autistas

Ah Leslie Lemke,
virtuoso oyente de música por televisión,
(no hay sinsentidos en la vida)
ejecuta de memoria lo que apenas escucha,
el concierto número uno de Tchaikovsky
por ejemplo,
la tensa cuerda de un solo de violín
o el grito de una cocinera en el confín de la mañana,
ah Leslie Lemke,
tuyo será el reino del chirriar de dientes
amarillos,
y no te darás cuenta de la monarquía del silencio;
Richard Wawro copia sin cesar cuadros de Leonardo,
atisba en los ojos de la Gioconda
y cree ver la manzana que ocultan
los pliegues de su túnica,
ella se ríe y mordisquea la fruta,
y Richard Wawro copia
un modelo infinito donde lo que no se ve
existe
y sólo los otros autistas comprenden
y no pueden comunicar a nadie;

Kim Peek
(que fue entre otros Dustin Hoffman en Rainman)
conoce los apellidos y los códigos telefónicos
y los códigos postales de todas las ciudades
y los condados
y las comarcas del gran imperio del norte,
y recita 7600 libros de memoria
-exceptuando el Corán por razones de seguridad-
y sabe cada fecha de nacimiento
y jubilación
y quizás de muerte de cada persona
que lo enfrente y le diga cara a cara
quiero saber de mí,
quiero oler el aroma de los bosques de Maryland,
quiero tomar recaudos para mi viuda y mis hijos,
quiero tener un alma inmortal,
quiero saber cuándo caerá mi enemigo,
quiero bailar con la más bella y quiero
poseerla como lo haría Cary Grant
o -concesión a a la modernidad- Tom Cruise,
y lo quiero ahora;

y entre los tres,
la trinidad completa,
no dan abasto,
no pueden sanar, curar, resucitar
la delgada línea de sopor
que una mosca tsé-tsé deja sobre estas páginas
convocadas a sobrellevar el luto.


ARTE POÉTICA

“Si creo que el King’s College está ardiendo cuando no está ardiendo, el hecho de que esté ardiendo no existe. Entonces, ¿cómo puedo pensarlo? ¿Cómo podemos ahorcar a un ladrón que no existe?. Nuestra respuesta puede expresarse así: no puedo ahorcarlo si no existe, pero puedo buscarlo aunque no exista”
Ludwig Wittgenstein

I
En media hora seguramente el cielo
tendrá una ventaja de minutos sobre
los muros,
espacio pequeño que la mano pretende
retener quedamente en la memoria,
(la vista de los huesos)
imposible apartar desde estos patios
la ventaja royendo el muro blanco
que albea diplomado de reliquia,
frente a los vanos ecos de una magia
tonsurada de luz, la breve viga
será profunda morada de pañuelos

II
Campo visual que rige la palabra ocasión,
tierra que se vuelca sobre este pobre sitio
debajo de los muros del King’s College
o de cierta magia taciturna,
iluminada la pequeña vega, la rara flor
campestre,
ocasión de mostrarse en ocasiones
para la escarcha,
solo escarcha vacía desterrada,
volará en dilecta historia de recuerdos
donde amarán los mansos.


A LA HORA SEÑALADA

Podría suponer
–decía David Hume–
que la carta arrojada sobre mi pulcra mesa
ha llegado a destino como una jabalina
lanzada desde el tronco de un hombre innominado
Incluso suponer el vértigo del viaje
los marinos que abrevian las tormentas con humo
las velas que refulgen como un elfo de brillos
el sudoroso mar el negro ponto
y sus breves callejas con cimera espumosa
Llegada está la carta
cadena sucesiva
la suma necesaria no será reclamada
por ningún acto propio
en sí nada ha pasado
el herrumbre es la marca del transcurso del tiempo
la floración o el gusto mohoso de la muerte
en una carta antigua sobre un pulcro escritorio.


ELEGÍA
Y yo que la vi en esta provincia
supe que su espalda era buida
y sepia
como una torre de ante,
supe además que la tintura de ojos,
el maquillaje,
sufre los efectos parásitos del tiempo
como una voz al sol en su paquete
de viejo vinilo

Por la forma cursiva del estuario
volvió como un lanchón dudoso
a remolque de alguna solitaria
madrina,
fue prisionera de los piratas en Bitinia
y tuvo un hijo que murió reinando
en Galacia como eunuco sagrado

Capua lo tuvo,
Diana lo clareó en su alféizar de muertos,
yo no he sabido alejarme de sus ojos.




Alfredo Fressia


mencionado por:

menciona a:


bio/biblio:
Alfredo Fressia nació en Montevideo (Uruguay) en 1948. Profesor de Literatura, se desempeña también como periodista cultural. Es traductor de poesía brasileña al español y es Editor la revista mexicana de poesía La Otra. Ha realizado conferencias, seminarios, cursos en la Universidad de São Paulo, Univ. Autónoma de México, Marshall, WV, Ohio State University, Fundación para las Letras Mexicanas. Ha participado de festivales de poesía en Uruguay, Brasil, México, República Dominicana, Colombia, Chile, Nicaragua, Argentina, entre otros. Su obra, premiada y traducida a varias lenguas, incluye títulos como Un esqueleto azul y otra agonía, 1973; Clave final, 1982; Noticias extranjeras,1984; Destino: Rua Aurora (Brasil, 1986 y 2012, en Uruguay, 1997, en México, 2012); Cuarenta poemas, 1989; Frontera móvil, 1997; El futuro/O futuro, Lisboa (Portugal), 1998, y Brasil, 2012; Veloz eternidad,1999; Eclipse, 2003, reeditado por Alforja-Conaculta en México , 2006; Senryu o El árbol de las sílabas, 2008; Ciudad de papel, 2009; El memorial de hombres que me amaron, México, 2012; Poeta en el Edén, 2012, en México (La Cabra Ediciones) y en Uruguay (Civiles iletrados). 


poemas:


POETA EN EL EDÉN

No, Señor,
nunca huiré del Paraíso, tengo en mí
la leche eterna de los padres y los hijos,
y escribo poemas para la nostalgia.
No, Señor,
nunca seguiré el rumbo imprudente
de los cuatro ríos, el que impele a los nautas
hacia el mar de monstruosas criaturas.
Habían podado las ramas de oro
que brillaban en el árbol de la vida.
Y ahora me llaman como almas.
No, Señor,
nunca comeré del árbol prohibido.
Apreté tantas veces en mi mano
las frutas suculentas. Aspiro
los perfumes seductores,
—Et d´autres, corrompus, riches et triomphants—
Nada sabes de mis íntimos
paraísos artificiales, y te ofrezco las costillas
húmedas y turgentes
para que sigas modelando al mundo
mientras duermo.
Soy un niño inmenso
escribiendo dócilmente en el barro del Edén.
Tengo un muñeco de porcelana blanca.
Balbucea.


CALLE RONDEAU

Fue cuando descendía por la calle Rondeau,
ocupo mi cuerpo como si él fuera un arcano.
Supe que entre el exilio
y la sinuosa ceremonia del exilio
huye el poema, resbala
Rondeau abajo
y yo lo sigo, lo acecho
hasta llegar al mar como a un destino.
Le hice tantas preguntas, sentado
al borde de los muelles. Me miro
los pies descalzos mientras oigo
mis preguntas deslizarse a mis espaldas
sobre la certeza silenciosa de los rieles
y la respuesta de los durmientes.
Practiqué muchos años
la ceremonia del té
y ahora desciendo la calle Rondeau,
soy recóndito, llevo
los hijos que no tuve arropados bajo el saco.
Los protejo de ese viento del mar
que hunde en la bruma el viaje persistente de los genes.
Sólo después cruzaré Agraciada
y tendré que reconstruir la calle Rondeau,
como si volviera a los nísperos de la infancia
o los del insomnio. Correré
sobre el cordón de la vereda
y pasarán la zapatería La Molicie,
la ferretería La Fuerza del Destino,
la marmolería El Pensamiento,
y Cecilia me contará de la carbonería La Venus de Milo,
la vez que la asustó el camafeo gigante.

Yo sabía que alguien me acechaba,
alguien me observa frente al mar
porque soy y seré sin para qué, soy
más allá de la gracia de un Dios
y de las obras, como los corales
que no existen en la bahía
de Montevideo,
o como yo mismo
que tampoco existo
bajando la calle Rondeau
por mi cuenta y riesgo
sin otra red para saltar los años
y la calle Agraciada
sino este amuleto que compongo,
como si fuera un poema,
entre el té y las rosas té,
la íntima ceremonia de los rosales
hundidos en el mar
adonde hoy llego como la noche,
como los siglos,
como Antonio Luis Cortés Varela
y María Angélica Zambroni García
llegaron en un tren del 10 de mayo de 1966
para que él la besara, y después mamaba
en sus senos antiguos,
la asía con sus brazos
tensos de obediencia y mundo, apretaba
la palanca del tiempo,
cavaba con el pene, con los dedos, con la boca
como para hundirse en un tiempo
sin tiempo en que flotaba,
tal vez el mismo vientre, o aun antes,
y lloraba
de placer, decía,
lloraba frente al cuerpo
intransponible y dócil
y el coral del semen se le abría
para entregar la semilla que si germinara
haría nacer al mismo hombre
que baja la misma calle Rondeau,
siempre el mismo, desde la caverna
o antes. O desde las bóvedas de la ciudadela,
adonde ahora me refugio, acuno
a mis hijos no nacidos
y me abrazo a las rodillas
de todas las estatuas en la estación central
para que no me expulsen, ni impregnen mi tierra con sal estéril
ni maldigan otra vez mi estirpe
por las siete generaciones
que vigilan mi poema
y vuelva a cumplir mi ceremonia.


NO

(...)
Reverrai-je le clos de ma pauvre maison,
Qui m'est une province, et beaucoup davantage?
Joachim du Bellay


Ni cuando se olviden todos mis poemas
esqueletos del alzheimer,
secos como los tamarindos de la playa, el año
que los encontramos hechos pasto de termitas,
y porque el tiempo hace girar lenta la cuchara
en el plato de sopa de los viejos,
y son 26 letras impasibles de alfabeto.
Y cuando acabe de morir el mártir que me habita
atravesado por el venablo cierto
del que cambió los años por monedas
y registra los segundos que me restan
y aunque el ángel pertinaz de mi pobreza
vuelva otra vez como los mitos
o el perdón y la sangre
por la mano extendida con que espero.
Ni aun así.


sitio web:

http://alfredofressia.blogspot.com/

Federico Valfré


mencionado por:

María Inés Castro
Manuel Barrios


menciona a:


bio/biblio:

Soy Federico Valfré, nací en Montevideo una madrugada muy gélida. Estuve tiempo en una incubadora. A veces todavía me cuesta respirar. Encuentro el humo de los autos muy congestionante. Las mariposas son mi obsesión y las cosas escritas que tengo son de mi autoría. Hay algunos libros en la vuelta que circularon de mano en mano, unos pocos y artesanales. “Aro Lunar” y "Un guerrillero tratando de gobernar”. Son de poesía. Están entre personas conocidas y familiares. En poesía transité los ómnibus con “Una noche de pesca”. Algunas lecturas hice en el Festival de la Ballena en La Paloma” y en el Cabildo: “Jóvenes en Poesía”. Tengo 30 años desde esa madrugada del 4 de junio de ese año en que el Plan Cóndor, apogeaba 1977. Los cuentos se pueden encontrar en Internet la mayor parte. Un link donde también hay varias otras cosas como poesía y críticas-sinopsis es www.redescritoresespa.com/V.htm. Tampoco me quedé dormido en Internet. Otros cuentos están publicados en “Puentes”, diario vecinal que recorre barrios desde la Costa de Oro a Pocitos. En Radio Uruguay leyeron “Juegos” en el programa Sopa de Letras. Bueno, por ahí me quedo con mi canto y mi canción del documental “Abelardo: un animador barrial”, exhibido en La Linterna Mágica dentro del Festival Internacional de Cine, en la sección uruguaya.


poemas:

La que se viene


Te vas a quebrar

Tengo descontada la entrada – fue lo que pensé temprano
cuento las palabras para iluminar mi fracaso
el silencio que conoce los impulsos mismos
nostalgia de una compañía abandonada de cuerpos
compro mentiras y aguanto los saludos en este lugar
pocos se mueven para mostrarse
las vecinas dibujan libres con sus redes
la presión se convierte en pesca y una alegría efímera me llama
con la risa trabajo el olor que puedo dar, así camino sin ocio
me evalúan al escucharme para preguntarme algo
una aseveración la mejor manera de quedarse solo

que tu mujer no se quede para estorbar
Sólo nombrar unas palabras y la calma llega al instante.
palabras pocas y simples
hay que tener el coraje de decirlas, el valor
querer estar solo sin una carga
Tan sólo decir. Con voz lenta y pausada.
Uso mi voz más tierna. “Yo a veces deseo
otras mujeres”.......................Por suerte nunca fui

asesino querían que fuera, puede que sí
rótulos que por suerte no cumplí
estoy orgulloso. ................De haber resistido
...............convertirme en uno sería raro

conversar con gente que me conoce está bien
No. No entiendo. Quizás. Quizás sea mejor volver

Guiones impresionantes se mantienen congelados.
Es bueno volver. Es tan simple que ya no estoy
Los ciclones vienen tanto y las cosas sanan.


Me mantengo firme

Desearía que los poemas fueran de amor. El hombre
“Es imposible hacer todo bien, errores cometemos todos. Mejor ver
reparar y evitar volver a caer”. Me gustaría
cosas diferentes. El mundo ya da bastantes

Quiero estar en tu vida. Desearía olvidar el cansancio
mis ojos caen y esperan que termine

Desearía no haber empezado, me voy a reír
los amigos de tu hermano para escudarte.
la cama se te salpica de jugoso flujo, ojalá
busca. Ya entraste en mis dominios
te quedaste sola. Sin nadie que endulzara tu sexo.
Dependiente de tu familia. Exprimida
sin saber a quién recurrir. No me usaste, sólo
venías por favores. Te daba lo que querías
sos independiente
Todos tus logros y yo un estorbo.
yo tenía pero no sabía cómo
te hablé de la sinceridad
Te expliqué
mil veces cómo hacerlo
me dejaste. “Más de acá no voy”
La última vez
me dijiste: “Me mataste de amor”

Hoy te hablo claro
cuando recién empiezo a calentar
No tenemos nada.


Tu reflejo más solitario

Mi mente me jugó una mala pasada. Me dijo estás despierto
ella está lejos. Y acá estoy preparando una moñitas,
sentado al lado de la estufa para no pasar frío, busco
el hambre y el no dormir son cables a tierra
los días se hacen largos, casi no llego a pedalear
desde el almacén cada puerta que había tocado me tenía
expectante me encontraron en mi rancho
una figura de soledad, cómoda y con dolor de cabeza
ni las pulgas entran al rancho
Algunas arañas hay. Hasta las cucarachas están
no estaba mal. Alguien aparecería. Por eso
un cartel: “La que quiera entrar tendrá
convenir reglas”. No hubo convocatoria.
empezaron a venir. Una se fue
volvió pidiendo clemencia y se quedó hasta mi sedante
duró para ella lo que mi cariño demora en escupir espinas.

Triste, borracho, solo; recorriendo como una sombra
las calles siempre fueron una fija. Pasan los amigos,
la familia, las mujeres, los paseantes, las paseantes

Triste, borracha, sola a recorrer como una sombra
las calles, las más oscuras

Tanto no viví pero la rambla es mi hogar
de Rocha a la Escollera Sarandí. Y los barrios, algunos,

a veces piso Las Piedras.


Tu recuerdo

Bien escondido en mi madriguera. Un lugar seguro.
El mundo no me alcanza. No tengo que interactuar.
Es un lugar seguro y hay algunas nuevas
parecen limpiar con más firmeza de seguro
ya no se le podrá llamar madriguera. No nos podemos sentar
hablar. No puedo. Ya con eso es todo. Nos queremos
ahora hay una barrera infranqueable. Estaba viviendo
una burbuja. Hecha de todos los grises más oscuros. Completada
los negros más claros. Una cuna de recién llegado.


Hola. ..................................Hola a tu cara invisible.



Podrías haber sido mi mujer. Mi única mujer. Mi mundo. Pero
no creo en esas convicciones. Vengo con un montón
historia. Un paquete que traigo conmigo. Te puede gustar o no
el mío. Las figuras pueden llegar a desdoblarse. Puede
dos muy parecidas en los momentos cruciales hacen
opuesto que une, deshace. La que deshacía, une.


Me siento mal realmente. ....................No tengo ganas de suicidarme.



No tengo ganas de tomar 500 pastillas. No tengo ganas
coger hasta que duela. No tengo ganas de meterme un palo
el culo me siento mal realmente. No tengo por qué
inflingirme un dolor que no siento. Realmente me siento mal.
el cuerpo se me cae a pedazos. Aunque estoy aguantando
quizás realmente me siento mal. Yo creía
aguantar era de hombre. De macho. De duro. Pero no.
Estúpido aguantar es lo más idiota que hay. No
estúpido. No soy Jesús... No soy
Napoleón. No soy Hitler ni Gandhi. No soy Gengis Khan
Buda. Sólo soy sentimental. No voy a seguir aguantando mi llanto.


Es sólo eso. ....................................El agua empozada en el alma.


sitio web:

http://www.ellibrodiscontinuo.com/
http://elbloggerlibro.blogspot.com/



Germán Machado


mencionado por:

Hebert Abimorad
Tatiana Oroño


menciona a:

Enrique Bacci
Horacio Cavallo
Mercedes Estramil
Álvaro Ojeda
Tatiana Oroño


bio/biblio:

Germán Machado Lens. Nacido en Montevideo, en 1966. Escribe poesía de forma discontinua, pero sin interrupción, desde 1985. En los últimos años ha ido publicando poemas sueltos en distintas revistas, periódicos e internet. En 2005 obtuvo el primer premio en el IV Concurso de Poesía de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República, con el título "Siluetas" (publicado en la Revista Malabia). En 2006 obtuvo el premio edición de la 45+1 Feria Nacional de Libros y Grabados con el libro de poemas "Artes adivinatorias". Otro libro de poemas, "Hendiduras", fue publicado en la página web del MLRS. Durante 2005 se aventuró con una columna sobre poesía latinoamericana en Libro de Notas.


poemas:


De Artes adivinatorias (Montevideo, 2006)


ira

guarda luto una estrella
en cielo ennegrecido

desvestida memoria
olvido que trepida

es fiebre entre los muertos
es hiel entre los vivos


avatares

mero avatar
la lucha ..........entre las ruinas

pasa una circunferencia y traza
el círculo de los adentros

........................¿alma?

dijeron alma y era
un ensayo virtual de los recuerdos

el pasado doblado como un triángulo
señalando esa página del libro
que resuelve el dilema de la trama

mero avatar
la lucha ........ y esa mano que tiembla
.......................dando vuelta la página

rectángulo de papel donde la historia
le pone márgenes a lo que no se acaba


De "Siluetas" (Montevideo, 2005)


Cortar una palabra en dos mitades.
Darle a uno, una. A otro, otra.
Medias palabras.

Así habló dios a los humanos:
a medias, con desgano,
haciendo pasar el tiempo,
como si cada hora fuera
la de un domingo de lluvia
cuando arrastra la tarde
siluetas empapadas.

Medias palabras,
verbos de llovizna. Repiquetea
el silencio en el umbral de los ojos.
Luces y oscuridades.

Así aprendimos el lenguaje.


De Hendiduras (Montevideo, 2004)


El aburrimiento

la larga demora del pasado que se va
la larga demora del futuro que no llega

el presente vaciándose como un pozo
agua
en la arena
a la orilla del mar

arrobamiento de peces
en la médula espinal

una quietud que pasma
un exceso de velocidad

siempre la misma música

el viento
el motor de un aeroplano
las gaviotas patéticas
chirriando como bisagras sin aceite
en la puerta de una nube

las mismas ganas de no estar
donde uno está


Odiseo

nacemos solos
morimos de uno en uno

qué silencio de cometas en el cielo dormido

se deshace un ovillo
en ecos de viejos gritos

se va como ha venido
desprovisto

el mástil, el velamen, la osadía
como un nudo en el cabo
atado al infinito

elige .............un número
.................. ..del cero al uno
el canto
el olvido