María Inés Castro




mencionada por:

Omar Tagore
Eduardo Lavadí


menciona a:

Federico Valfré
Diego Sanguinetti
Salvador Puig
Sylvia González
Teresa Costa


bio/biblio:

María Inés Castro nació en Montevideo en noviembre de 1982. Fue seleccionada para integrar el libro digital “Textura Poética”, España, 2002. Algunos de sus textos fueron publicados en revistas literarias.


poemas:


EL CARGADAL

La máscara enlaza la grafía
cuando se enturbia el color de los peces
cuando ha caído un cuerpo liviano
que hila su enlabio cerca del estanque
cuando la máscara construida de hierba
como el posible comienzo
que resplandeció al cargadal,
desde el corazón de las acequias,
delinea al ojo con su negro suceder.


SI QUISIERA VOLVER AL FRESNO

Si quisiera volver al fresno sin luces
olvidaría la aljaba de su mirada entre la lluvia.
Olvidaría a quien desea la llegada del amor
en formas de olvido
olvidaría los pájaros,
la calmante ruina de las alas en el polvo
circundadas por los bosques de hojas púrpuras
que llevan su peso de amor a los claros de luna.
Olvidaría a la mujer de azul que revisando
su delicada caligrafía sobre la arena
me impide traspasar el límite del imperio
y su roncha de mosquitos nocturnos.
Olvidaría la tenue luz de un aspirante a la guerra santa
que en la rueda sin centro se arrastra a la niebla espesa.
En bastidores Bartleby,
el humilde copiador
que no repite su fatiga frente al espejo,
que no sospecha y se marchita
en papel y palabras esparcidas en un lugar de la espera,
en la frontera del ruido me transcribe,
si quisiera volver, preferiría no hacerlo.


EN LA POSADA DEL JABALÍ, ISMAEL

Tener en cuenta las palabras del mejor perdedor
es sentarse frente al espejo de un cuervo
en la medianoche de pimienta molida,
en lo mismo que se sirve noche y día de finales,
de todo aquello que no deja su hermosura
sobre las sábanas blancas del mediodía.
Tener en cuenta a quien pierde el objeto de la pérdida
reescribiendo el pasado hasta que pierda sentido
es como en barca de hastío ir a tu casa, un breve tesoro.


SAVIA DEL SUEÑO

Y el posible amor debe cuidarse de la música en la mañana
y caminar respirando la sustancia del dolor
sin desear los costados marchitos de la rosa,
sin recibir un nombre como talismán
en el lugar dela misa blanca cuando abre la lluvia.
Y el posible amor cerca, duerme
bajo la amarga sustancia testigo
de los segundos asmáticos,
de la savia del sueño, el tiempo
que se nombra no seguir al tigre en su encierro.


“...Cuando nos marchábamos María volvía a quedarse sola,
sentada en el mismo sitio, inmóvil con los ojos cerrados,
apoyada la cabeza en la roca, quizá soñaba...”
F. Dostoiewski

NO BESÉ A MARÍA EN EL ESPEJO

Besé a María. Luego de algunas tardes,
los niños de la aldea le decían je vous aime, Marie.
Su piel se asemeja demasiado
al posible cielo del último día
mientras el sol brilla en su rostro.
En el atajo del camino de la noche azul
su mirada gris persigue al rebaño.
Bonne Marie, contigo sueño aún.
De ti hablo con ricas señoras que toman té por la tarde,
por tu misma tarde de cenizas y silencio.
Para que descanses de morir
y de tu palidez -que dice el río como maldición-
yo te beso, María, y toco tu pelo.
La aldea y el espejo borran al mar.
Por eso me fui, María, cuando los pájaros.

EL MOBILIARIO DE FLÉMALLE

Si el límite presiente al sueño
despierta la lira de quien mal duerme,
su insomnio de abrigo, enfermo pensamiento.
Sabrá que no persigue, humillado
ante el hierro, la dulzura del tigre
Sabrá si pasa como olvidó el espacio
el miniaturista cuando la luz bárbara del día se incline
ante el mobiliario de Flémalle,
dando la dimensión dorada e irreal
a su sufrimiento.

1 comentario:

La fragua dijo...

María Inés:
tenés una voz personal, atractiva
te dejo un saludo y celebro encontrarme con tus poemas