Roberto López Belloso



mencionado por:

Gabriel Peveroni
Teresa Amy
Álvaro Ojeda
Gerardo Bleier


menciona a:

Teresa Amy
Aldo Mazzucchelli
Jorge Medina Vidal
Eduardo Milán
Gabriel Peveroni


bio/biblio:

Nació en Uruguay en abril de 1969. Trabaja como periodista desde los 18 años. Publicó poemas encontrados en una sala vacía (2001) y poemas encontrados en el siglo pasado (2005). Con tres de sus libros inéditos obtuvo el Premio Literario de la Intendencia de Montevideo (2000, compartido), el Premio anual de Literatura del MEC (2006, compartido) y el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Alajuela (2007). Fue finalista del Premio Casa de las Américas (2002) y del concurso iberoamericano de obras éditas del Festival de Poesía de Medellín (2007).


poemas:


ahora busca un filo en que cortarse
mientras se derrama en su conciencia y lo va sacando de sí
la mancha metálica de los anestesistas
que lo deja
en otra parte

ahora está de espaldas
frente al espejo se abre
una ventana

cuando se abre se ve la herida y no es de sangre
la humedad que acepta la caricia
zdenka se pronuncia entredicha
entre los dedos del reflejo cuando lo toca
una palabra

ahora frente al espejo queda un gesto
dicho al oído de la memoria que lo guarda

más cerca está la imagen de la noche en ruta
de la penumbra interrumpida
que se dibuja mientras pasa
un automóvil
la imagen
otro automóvil
más cerca la noche hasta la fibra
de la piel en la penumbra

todo es un espejo y una herida
le dice
de espaldas

(de poemas encontrados en el siglo pasado)


1929

-I-

es el celo del bordeaux la curva del tejido de punto que protege a la mirada del aguijón de la piel que no puede verse -el reflejo del sol en las nieves de noruega no resulta tan peligroso como la tersura del torso en la eludida curvatura del tejido- bastaría apartar con la suavidad de un dedo el celo pendiente del bordeaux despejar la niebla del tejido pasar las líneas de la mano por el escenario ritual del cuerpo en una quiromancia que no devela
porque ya no hay nada
que deba decirse del futuro

juraría que no importan la desgracia ni la máscara sino el camino que trepa la mirada
cuando aparta el velo
y te deshace

-II-

es el celo del bordeaux lo que te protege de la retratista de moda
de la aristocracia de entreguerras inocente como el nácar de lo oscuro que se avecinaba un martes
el final de fiesta esperaba
discretamente
en el vapor del baño de lánguidas mujeres
apenas sacudido por el golpe sedoso de los cráneos
de los intrépidos acróbatas que se lanzaban
sin alas ni redes
contra el pavimento de wall street

(de poemas encontrados en el siglo pasado)


desenredado columpio tu imagen que se enreda y hamaca
veinte años después en la memoria
te llamabas natasha entonces/ clarissa
era un vestido blanco que apenas reflejaba/ y al espejo
lo llenaba el cuerpo desnudo de otra mujer/ conociste
sus labios/ el parque
no sabe de largos viajes a las colonias/ le basta
con los cuidados del viejo jardinero
nunca se supo qué hubiera sido del hombre que amó
la que elegía qué plumas poner en cada sombrero de no haber perdido
la razón
pasea la memoria por el parque el lago los largos viajes
la llena el reflejo de tu vestido desnudo en los labios de otra mujer

enredado columpio la memoria

(de poemas encontrados en una sala vacía)


primero está el cielo aliterado de la sierra
después la mujer mirada que lo mira
el plenilunio
en el mar de piedra
por último el tgv que pasa y la estremece
la espalda mutilada por arpones y rastros
de redes
-banderillas metálicas en la espalda sangrante del animal sangrado-
escucha
el ardor de una herida
primero el arpón que la abre
después alguien lame la sangre
en el tajo del alma
pero ella
-quieta-
mira el cielo aliterado de la sierra

(de poemas encontrados en la sierra de las ánimas)


el pavimento inabarcable del aeropuerto de barajas
es la pampa
como una sevillana al cinto la tropa de acero brilla
con cada golpe de sol que atraviesa la alambrada

recortándose contra nada
en barajas pastan los siete cuatro siete

solo
en la inmensidad gris del horizonte
el jinete desmonta
mira la pista y no es más que la llanura
la suave
la áspera
la ganada al mar
la inmaculada
la pampa verdadera

sobre el gris asfáltico un punto rojo apenas definido
como si no fuera otra cosa que el cuerpo de seda de un instrumento de precisión
a lo lejos ella embolsa el viento
le toma el pulso
se deja mirar
arrinconada y lejana:

en medio del pavimento inabarcable del aeropuerto de barajas
sin otro motivo que el paisaje
ella camina sin prisa rumbo a estación abrojales
dejándole entre las manos
al jinete
la imagen –memoria en sepia oscuro-
de sus ojos entornados
mientras le hablaba de varsovia
y leningrado

(de poemas encontrados en la sierra de las ánimas)


sitio web:

http://bajavisibilidad.blogspot.com/

http://poemasencontrados.blogspot.com/

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