Silvia Guerra



mencionada por:

Roberto Echavarren
Álvaro Ojeda
Jorge Arbeleche
Mariella Nigro
Tatiana Oroño
Luis Bravo
Dina Díaz


menciona a:

Elías Uriarte
Selva Casal
Sabela de Tezanos


bio/biblio:

Silvia Guerra nació en Maldonado, Uruguay. Ha publicado los libros de poesía:

De la arena nace el agua Editorial Destabanda, Montevideo, 1986.
Idea de la aventura Ediciones de la cadena, Feria Nacional de Libros y Grabados, Montevideo, 1990.
Replicantes Astrales Serie de los Premios, Intendencia Municipal de Montevideo, 1993.
La sombra de la azucena, Editorial Cantus Firmus, New York, 2000.
Nada de nadie, Editorial Tsé Tsé, Buenos Aires, 2001.
Estampas de un tapiz, Plaquette, Pen Press, New York, 2006.

Es coautora, junto a Verónica D’Auria , de un libro de reportajes, Conversaciones Oblicuas / Diálogos entre la cultura y el poder, Caracol al galope, Montevideo, 2002. Es coautora, junto con Verónica Zondek del libro de correspondencias:

El ojo atravesado I. Correspondencia entre Gabriela Mistral y escritores uruguayos. Ed. LOM Ediciones, Santiago de Chile, Chile, 2005.
El ojo atravesado II. Gabriela Mistral entre los uruguayos. LOM Ediciones, Santiago de Chile, Chile, 2007.

Fuera del relato. Una biografía aproximada de Lautréamont, Ed. Bassarai, España, 2007.

Fue una de las organizadoras del Primer Festival Hispano Americano de Poesía en Uruguay . Fue una de las organizadoras de la Primera Bienal Metropolitana de Poesía en Uruguay.


poemas:


1.

Expresiones, cartílago. Operancia de un don, cualquier don en la tarde expuesto sobre algo, sobre una superficie oscura hace que brille, que como cartílago responda hacia la misma tarde que lo cubre en pantalla, hacia la misma tarde en curva de cúpula celeste, techumbre de tejado, estrella perforando, azul intenso. Salta en el brillo del lateral que cunde, salta en la parte de reflejo, nada rápido sobre la treta del mercurio, ahí es que pide, implora ahí, antes del punto más alto de la cumbre, implora desde el temblor que va tomando la intemperie de ser, ahí, temblor, don, expresión de cartílago, moviéndose.


2.

Y escribe una metáfora como raíz de un río, como parte de agua. Habla hacia la bocanada, hacia lo profundo que queda en la palabra Bocanada, bella la historia de la aguja y del hueso, el huso de ser entre los dedos la que teje con hebras transparentes lo transitorio de ese ser que va y viene, deviene de la tarde en la siguiente mañana, en la correspondiente madrugada. Llama cristal la roca que percute por dentro por un agua encerrada que golpea sobre sí para quedar en transparencia, para sumar de ahí. Y piensa en radical, en radicales libres, que pueden ser plausibles de juntarse con violentos enlaces. Mientras la tarde corre, el tiempo pasa, mientras la superficie aceitada se desliza, se habla de transcurrir, vuelve a metáfora enquistada ese tiempo de ser algo resbala y difumina el borde de las plantas, del río, de la tarde, de dios.


3.

Posesionarse deberá ser eso, estarse en el lugar de la evidencia. Sumar de a uno, Una sobre otra. También puede sumar una estrategia, pensar una estrategia como un arte. Sumar, restar, volver a ser sumar, quedar. Se desdibuja un borde nítido, un perfil de aluminio, un borde sordo. Se desdibuja o se funde con el resto que pasa de un color a otro en esa hora de la tarde en que todo se junta, en esa hora ambigua de las cosas, en que todo se junta. No distingo, dice, estoy ahí, dice, y no distingo nada, dice.


4.

No hay marca de lugar, no hay pertenencia. Manera de fundir que amalgama en profundo y sella monolito, jergón que no se acusa. Salta de ahí animal, transforma en alas dos o tres manchas, va y viene, más de una cosa, cierto viento remueve los colores ahora pastosos, a veces ciertamente tienen un tornasol. Vuelve la tarde a sí, vuelve a la hora a pequeñas conjeturas de platos, confituras de té, partes de ritos más o menos mundanos. Allá más lejos están los puentes enormes extendidos, allá lejos la tarde vuelve con los colores de la tarde sin intermediación posible, la tarde vuelve a tarde, la luz cede sus puestos, el mar con su rumor a ser el mar sin pertenencia.


5.

La Ofelia de Millais

................................................................Para Elías Uriarte

El tálamo es un agua oscura y verde que parece que tiene transparencia. Aquí yace la bella entrecerrados ojos que dan cuenta de un vidrio milenario. Las flores esparcidas por el agua están tan frescas como si estuvieran vivas, y no se aprecia bien si algunas de las floridas ramas no caen de los arbustos de la orilla. Hay piedras en el fondo y el vestido se borda dorado con ramaje y con borlas que también son flores empastando el entorno de una inigualable primavera. El verdor se trastoca hacia un azul de Prusia leve, como bajo, que campea por la escena dando una pátina de aire oscurecido. ¿Qué hora será en esta descripción?
La luz, oblicua sobre un sauce, también tiñe unas varas acuáticas y el rostro de la muerta envolviéndolo todo en una atmósfera extendida hacia esa misma luz que lo ilumina. ¿En qué momento suspendido de hojas y de flores y de rostro expuesto se expone esta visión?
El rostro de reseda, los labios entreabiertos, los ojos leves, las manos hacia arriba de palmas extendidas. Hay un ligero corte en la línea del brazo que sobresale de la línea del agua. Las palmas extendidas de ese modo, ¿piden, esperan recibir, preguntan? Metálico el vestido – de oro recamado- el pelo extenso a ambos lado del cuerpo que empapado se esboza y sobresale en partes: el rostro, tan de seda y de cera por el que todavía campea un color, un rubor de la vida una minucia de aire entre los labios, el blanco cuello, el torso hasta los senos insinuados; la cintura la pelvis, se pierden bajo el agua. Y sobre las piernas vuelve a flotar el vestido – un poco inflado de aire y agua, se confunde con fondo o con orilla- sobre el oro crecen hojas y unas rosas abandonadas de guirnalda.
Hay una comunión entre la luz, las hojas y las flores, Ofelia muerta- las manos hacia arriba, los ojos y la boca entreabierta- el agua. Hay algo de expectante que se extiende e inquieta por la luz y la pátina del aire, por lo vivo y lo muerto, por el instante en suspensión que se ofrece y la fuga pertinaz del que el entreabierto ojo da cuenta.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Silvia, no nos conocemos aún. te busqué por google y te encontré.mi profesora de taller, Verónica Zondek, me invitó a tu próxima presentación en Valdivia. Soy uruguayo y hace 2 años que ando por Chile. Soy "escribidor" hace unos años, edité una revista literaria y artística llamada Vademecum por 2 años antes de venirme y en general hago artes visuales diversas y gestión cultural.
Espero verte en chile y conocerte.
Quisiera hacerte una pregunta: cómo puedo formar parte de "Las elecciones afectivas..." tengo algo de poesía y poesía visual. Quizás conozcas a uno de mis "maestros", de Maldonado, Juan Ängel Italiano, gran artista.
saludos, Lautaro Salgado

ALINA DI NATALE dijo...

Silvia ,viste que hace años que florecen los paraísos y no nos vemos ? Alina

luna dijo...

silvia...soy susana (maldonado), la que tiene una fecha u mes y un año en común contigo. Me gustaria mucho conectarnos....