Jorge Meretta



mencionado por:

Horacio Cavallo
Deborah Euguren
Carmen Borda
Laura Alonso
Eduardo Curbelo
Gustavo Gómez Rial
Margarita Biescas
Javier Etchevarren


menciona a:

Salvador Puig
Roberto Genta


bio/biblio:

Jorge Meretta, nació en Montevideo, Uruguay en 1940. Ha publicado más de una treintena de títulos de poesía entre los que destacan: Última Voluntad (1989, Premio Angaro, Sevilla); Todo el Adiós (1992,Primer Premio Poesía Edita, Ministerio de Educación y Cultura, Montevideo); Laberinto Clave (1993, Primer Premio Poesía Inédita, Ministerio de Educación y Cultura, Montevideo); Seis Poemas (1998, Premio Internacional La Porte de Poêtes –edición bilingüe- París); El Sobrante del Humo (2000, Antología Poética, Montevideo); Cambios de Sitio (2001, Antología de Sonetos, Buenos Aires); Emboscada de Piedra (2002, Buenos Aires); Ávese (2003, Buenos Aires); El Cazador de Lluvias (2004, Montevideo) y Código Mayor (2006, Antología Poética, Barcelona).


poemas:


el tiempo…

el tiempo
se deviene en su reloj de polvo
agujas enloquecidas que no atinan
al número
igual
que esa muchacha que ha dejado su sombra
tendida
sobre la tierra para arropar al mundo

deletrea
en un charco de pájaros
sílabas de lluvia

y es
la suerte de un cuerpo repartido en gotas
que nadie junta


un pájaro…

un pájaro
en una rama abre cierra su pico
se esculpe en sucesivos golpes de pluma
y no le alcanzan

tiembla
en el apocalipsis de sus alas

y lo sigue intentando hasta que duerme


Praxis

1

Para Miguel Ángel, maestro, era sencillo:
detenerse al llegar a la piel
desamordazando un cuerpo del mármol.

En eso estoy contigo a oscuras.

2

Pero
cuando un beso se enlabia
no hay cuerpo
que resista su desnudo
ni desnudo
que a piel pueda llegar a cuerpo.

La sangre umbría.
El pulso fábula.

3

Nada se dice.
Nada se responde.

Te estoy mirando desnuda
(perdón el parpadeo)
esperando de tu cuerpo esa palabra
a la intemperie
con que golpear el ojo del silencio
que nunca pestañea.

Pero cuando mira, pesa, es mármol.


La hora exacta

No conozco otra espalda más deseada
que la de mi vecina
donde tiembla una larga trenza negra.

Todas las mañanas
sube por Juan Carlos Gómez a las 7
a trabajar
y aunque la iglesia aturde a campanadas
en el reloj
que cuelga de su espalda es
siempre las 6 en punto.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Siempre un gusto leer tus poemas

OTTATI