Leandro Delgado



mencionado por:

Alejandro Ferreiro


menciona a:

Rosana Malaneschii


bio/biblio:

Leandro Delgado es periodista, escritor e investigador. Es Licenciado en Comunicación Social (Universidad Católica de Uruguay, 1997) y MA en Mass Communication (Universidad de Leicester, Reino Unido, 1999). En 2005 obtuvo su Doctorado en Literatura Hispanoamericana en Rutgers University (New Jersey, Estados Unidos). Ha dictado cursos en universidades de Uruguay y EE.UU. sobre comunicación, periodismo cultural, literatura y teoría de la cultura. Investiga y escribe sobre la cultura anarquista en el Río de la Plata del Novecientos, ciencia ficción rioplatense, ciudades contemporáneas y medios de comunicación en América Latina. Actualmente coordina y escribe una Historia Social de la Literatura Hispanoamericana, a editarse próximamente por una editorial mexicana. Fue crítico cultural en el diario El País de Montevideo entre 1990 y 1998 y escribe actualmente en el semanario Brecha sobre asuntos urbanos. En 1999 publicó un volumen de poesía, Tres noches bajo agua, y en 2005 la novela Adiós Diomedes.


poemas:


Blues de medio mundo

los desorbitados
los novatos muertos
los extranjeros últimos
los atentos
los menos entendidos
los que dan el visto con un lápiz
los que no andan a caballo
los ascensoristas, los suspicaces
los que compraron bosques
los falsos culpables
los abatidos por la infidelidad
los veteranos de guerra
los que escriben sin saber
los que estudian ciencias refutadas
los garroneros
los ladrones de vueltos
los inspectores que cortan el boleto
los médicos de guardia
los que toman el ómnibus de noche
los que pescan a la encandilada
los que cruzan puentes caminando
los que se van
los que no duermen nunca
los que miran de costado
los que mataron parientes por encargo
los alcohólicos anónimos
los esquimales que deciden morir
los sofistas
los seudocatólicos
los subgerentes de subestaciones
los veterinarios de pájaros
los que nunca dejan mensajes
los coleccionistas de tunas
los que corrigen fechas
los atomísticos
los carpeteros
los fotógrafos de fiestas
los que escuchan chistes en la radio
los serenos de obra
los quemados
los que se arrancan la barba
los que vuelan por obligación
los terribles
los favoritos
los que comen carne cruda
los que juegan con cuchillos
los mestizos tristes
los nacidos en 1985
los que detectan alambrados en la noche
los honorarios
los que atraviesan la niebla
los que oscurecen las ventanas
los que desaparecen
los buscadores de ovnis
los que descubren plantas nuevas
los que rompen estatuas
los que escupen para arriba
los que vieron el universo ahí
los que tuvieron trono
los que se convirtieron en piedras
los que tiraron piedras
los que hablaron con piedras
los que incendiaron su segunda casa
los balseros
los renacidos
los hábiles al piano
los que trabajan solos en un parque
los testigos de la literatura
los que cantan al vacío
los fotocopiados
los que construyen iglesias en bronce
los que no vuelven
los que parece que citan
los que imponen el blues
los que parecen impostados
los que imponen el blues.


El enemigo invisible

Tuvo un comienzo
en tiempos imprecisables
que se desenvolvió en silencio
como las plantas.

Un testigo lo dijo:
que guardaba la vida
como un equipaje.

En todo el tiempo fabricado
con tan falsa lejanía
de su parte se llamó
en mi atención y me inventó
enteramente en su derecho
de imaginar anomalías audaces
y fue siempre honesto
a su propósito.

Se vio motivado en su fuero
por lo que inventó de enigmas
y omitió de otros
para emparejar la cosa.
No pude menos que recordarle
las reglas del juego:
disponer como él quisiera
su rompecabezas de cubitos.

Quedaría entonces al afortunado
suspirar si nada encuentra.
Por eso me siento permitido
ante la radioactiva posta entregada
a inventar lo mío.

Desde esta soberbia
que invade mi desventura
me envalentono y digo
que no hay nada
que sea descripción
ni ciencia ni física ni mar
(alguien se decepciona ahora).
No hay asuntos sino voluntad
potencia y animadversión
envidia y melancolía
y en algunos casos amor
no importa cómo.

Cosas también, poemas, conversaciones
pero eso es, en todo caso
como el descubrimiento y la pólvora:
¿qué habría entre ambos?

Entre espejismos se verá algo
precipitando de la nada
y, como las dudas, rondará.
Que sepa entonces que busco decir
con precisión nada
porque todo es un prólogo infinito
no porque el resto inexpresable sea
sino porque todo está dicho con silencio.

Soy como inalienable
y Él no sabe si hago retrocesos.
Distrayéndolo digo para desdecirme luego
hasta que busca la evidencia
y encuentra algo que queda
aprisionado entre las letras
una y otra como rejas.

Comparando cuento historias
e inconcluyéndolas las inicio.
Todo, nada, dos cosas en el medio:
el retrato de una mujer
y la insinuación de la indecencia
como único misterio.


1-9 (2-3)

Ibas enfrente
la última vez.

Ida, los ojos perdidos.

El rímel te corría
por la cara fría.

Y del negro pozo
de tus ojos, me despediste.

Hay veces, dijiste
mejor ni saber

Pero ya sabía

El saco de cuero
que compraste en un subsuelo.

El llavero superheroína

El anillo ovni
no lo llevaste ese día.


Dark afternoon

Las torcazas volaron
hacia el borrón de la tarde
el monte desapareció
tras la loma del olvido
cuando tu cara blanca
entre los troncos
fue la luna

Pasabas recuerdo caminando
detrás de un vidrio de hielo.

Te parecías a otra
mientras te abrazaban
de la cintura y yo pensaba
en garzas volando
mientras yo seguía pensando
en garzas volando.

Bailabas con alguien
que llevaba una cruz
encendida en el pecho
mientras te doblabas
para nadie y para todos
mientras Damnation ataba
su bota de cuero.

Cantó el mirlo sonámbulo
en la noche inmóvil
mientras crecían rosas negras
que se besaban, dijiste
eso también al lado
de un cantero de rosas negras
(un zorro miraba de lejos)

El sendero entre las vallas.

Te recosté sobre el césped azul
tembló el faisán de tu pecho
y cayeron las primeras gotas
y abriste los ojos
.......................................por mí
a las primeras sombras.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Leandro, leí tu artículo del patio en U.
Lloré.
Gracias.
Parecería que todavía hay cosas que quiero.
Fui bautizado en ese estanque hace unos veinte años.
Vivo con una de esas flacas desde hace más tiempo aún.
Creo que nadie ha escuchado aún la propuesta del estanque a quienes imaginan edificios: carpas.

Un abrazo.

Luis López

leandro dijo...

gracias, luis.